viernes, julio 14, 2006

El miedo a la palabra tiburón


Hola tiburomaníacos. Ya estamos en verano en el hemisferio norte (aunque parece una pedantería precisar esto, es importante para el tema en cuestión ya que, por ejemplo, en Australia y Sudáfrica, lugares recurrentes de ataques, están en un suave invierno), y como todos los años, al incrementarse el número de personas que realizan actividades acuáticas de todo tipo, ya han sucedido, especialmente en las costas de Estados Unidos, los primeros incidentes con tiburones. Afortunadamente muy escasos, si pensamos en los millones de personas que se encuentran en este mismo instante disfrutando del mar.

Sabiendo que los ataques de tiburón despiertan mucho morbo (uno de los objetivos del blog es desmitificar la imagen del tiburón como “máquina de matar”), pero son una información relevante que a todos los tiburomaníacos nos gusta conocer, estaba pensando cómo tratar de un modo adecuado el tema, cuando sucedió lo inesperado: ¡un incidente en las costas españolas!


El incidente

Ayer, 13 de julio, por la mañana una niña de 7 años sufrió en la mano la mordedura de un pez en la playa de San Juan en Alicante, cuando se bañaba a 20 metros de la orilla. Tres playas se cerraron.

El periódico ABC es uno de los que primero informan del suceso, con un titular casi apocalíptico, de auténtica vergüenza por lo aparatoso: “«Tiburón» revive en una playa de Alicante”, buscando el morbo fácil y el aspecto más “hollywoodiense” de la noticia. Pero después de hacernos evocar imágenes turbadoras de un tiburón blanco asolando las playas devorando gente, la noticia concluye que la especie responsable del mordisco en la mano fue un “pez golfar”.


Prensa y poder político

El pez golfar es en realidad el “Pomatomus Saltatrix”. Tiene multitud de nombres según la localidad: anjova, lliri, chova, tallams, serra, dorado, golfar, pez sierra, pejerrey, bluefish. En Valencia se le conoce como “corta-anzuelos” (tallahams en valenciano). Los ejemplares mayores alcanzan una talla de 120 cms. , son conocidos por su agresividad y lucha, se extienden por mares de todo el mundo y son una de las especies favoritas de los pescadores deportivos. Más información aquí.

Otros diarios han informado en otra línea, destacando desde la primera palabra que fue un pez el causante del ataque, evitando a toda costa nombrar la palabra “tiburón”. En “El Mundo” hablan de escualo y, como mucho, tintorera. En Antena 3 han hablado de “pez depredador”.

El alcalde de San Juan piensa que es “una barbaridad” pensar que una tintorera o similar pueda ser el causante de la mordedura, pero a mí, precisamente, me parece un incidente bastante común en estas especies. Contrariamente a lo que opinan las autoridades, no solo no son raros los ataques en aguas poco profundas, sino que constituyen un gran tanto por ciento del total. Por supuesto no ha trascendido ninguna imagen de las heridas, para su evaluación, ni el nombre de ninguno de los expertos que han señalado al pez golfar como autor, no sea que quepa la discrepancia.

Después de cerrar las playas se han dispuesto medidas para pescar al pobre animal. Lo malo es que aquí no es como en Florida, sino que como mucho van a traer unas tristes sardinillas: nada de espectaculares tiburones colgados de un gancho en el puerto para demostrar la superioridad de los humanos. En concreto se ha colocado un palangre de 4 kms y 1000 anzuelos, que de momento solo ha capturado un pez pequeñito. Supongo que muchos pesqueros deportivos también peinaran el litoral para intentar llevarse el mérito de atrapar al responsable.


Es curioso el pánico que hay a la palabra “tiburón” y cómo la situación hoy en día es la misma que se describió, hace ya 33 años en la novela “Tiburón”. Los poderes políticos tratando de tergiversar la información, para que no se resienta la temporada turística… no hay nada nuevo bajo el sol. Esperemos que no se le ocurra a otro “pez golfar” darse una vuelta por la playa. Creo que es mejor no tenerle miedo a la posibilidad de que haya sido un pequeño tiburón, es mejor trabajar con todas las hipótesis, sin descartarlas interesadamente, para así poder tomar las medidas más adecuadas de prevención.


En la imagen, la Playa de San Juan, donde ocurrió el incidente.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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