martes, enero 11, 2011

The Reef (2010) análisis

Ya está, ya he visto The Reef (2010) y... ¡me ha gustado bastante! Desde luego, ha sido una grata sorpresa, dado que mis expectativas sobre el film eran bastante bajas.

Evidentemente, se trata de una película "humilde", sin grandes presupuestos, con muy pocos personajes,  y la trama es muy concreta: tiburón persigue a náufragos, y no permite complicaciones argumentales, ni sorpresas en el guión.

La crítica cinematográfica no la ha tratado muy bien, según he podido comprobar en mis navegaciones internaúticas, así que esta perspectiva la dejo para otros.
Desde el punto de vista de la temática de este blog, pasamos a continuación a realizar un análisis "tiburonil" de la cinta.

"Parece que al fondo se ve una sombra..."



En primer lugar, la decisión del director Andrew Traucki de no contar con "animatronics", ni tiburones digitales generados por CGI, se muestra muy acertada. El director sabe mostrar al animal, tanto en las primeras visiones que tenemos de él, como en los ataques. Especialmente (SPOILER, SPOILER!!) en el primero, a mi juicio, el que ha quedado mejor resuelto.
La técnica que han utilizado es superponer imágenes de un tiburón blanco real con las de los actores, dando en general un resultado suficiente. Desde luego, mucho mejor que esos tiburones que aparecen en subproductos como "Mega shark vs giant octopus", "Tiburones en Venecia", etc.

Una cosa que me ha gustado mucho (SPOILER), algo que seguro que todos hemos hecho infinidad de veces) es cuando el único personaje que ha conseguido unas gafas de bucear, continuamente sumerge la cabeza para mirar hacia el azul profundo del mar, buscando atisbar si hay una sombra o no... ya sabéis a lo que me refiero. Sólo que en esta película sí que aparece esa silueta temible, y me pareció un momento memorable.

Las interpretaciones (pánico, tensión, rabia, etc.) me han parecido estupendas, los actores muy creíbles en esa situación límite de estar acechado por un blanco en medio del océano. Y otro acierto es que refleja esa timidez del gran tiburón, que pudiendo arrasar con todo, da vueltas, acercándose un poco más vez, desapareciendo de repente, para volver horas después...

Un detalle muy sutil que se puede apreciar es que se nota que la cinta está hecha por australianos: ellos tienen una manera más "natural" de asumir que los tiburones existen y que el mar tiene sus riesgos en determinadas circunstancias. Para ellos no es "el mal", un monstruo terrible, (esta visión es más "occidental"), sino algo cotidiano en cierta manera, algo que no es bueno ni malo en sí mismo, simplemente "es", está ahí, y hay que tenerlo en cuenta.

Como punto negativo, en determinadas escenas he notado ese recurso de estar filmando "en la orilla", haciendo ver que se está en alta mar. Ya sabéis, el color del agua es distinto: menos azul, se adivina arena en suspensión y todo eso.

En resumen: no es la película del siglo sobre escualos, pero es un producto más que digno, y eso ya es mucho decir en este subgénero del terror que son las películas con tiburón.

La historia en que se basa, es un hecho real que sucedió en 1983 en Queensland, que será objeto de un próximo post.