lunes, diciembre 10, 2007

Ataque en Lanzarote


Carles Carrera me ha dado esta información, que para mí tiene un gran interés personal, ya que son las playas que frecuento todos los veranos. Más de un amigo mío se va a quedar con la boca abierta...

Es del foro totalwind.net

Rasguño de tiburón, pero ataque, al fin y al cabo

(historia redactada por Tomás Barreiro para la revista fuerza 7)
Basado en un hecho tan real y fresquito como curioso.

"Me mordió un tiburón…"
Tres de diciembre y primer maretón del invierno en la costa norte pero con un alisio inconsistente. Guillermo me llama para ver si Famara es navegable: -negativo- le contesto, -está rompiendo por todas partes enorme, hay mucha corriente y el viento está muy racheado-. Guillermo decide ir a practicar un poco de Kite con los Cabrera en el sur, en la playa de Guacimeta. Esta zona, salvo excepciones, que se convierte en un reputado spot de olas, es una playa de aguas tranquilas, ideal para iniciarse en el windsurf o el kite, de ahí han salido gente como Ginés, Juan Daniel, Alberto, Miguel, Dani, Ivan, Santi, y tantos otros buenos locales. De hecho es la playa de la zona residencial de Playa Honda donde se bañan, juegan y nadan cientos de personas a diario.
A escasos metros de la orilla Guillermo pierde la tabla y se desplaza arrastrado por la cometa suavemente, como si hiciera un bodydrag, al estilo Kevin Cosner, en Water War, en la escena en que se decide ir a pescar a modo de corrican humano.
En eso que Guillermo siente un zarpazo en el antebrazo al que responde instintivamente soltando la barra de la cometa para dar un golpe con la otra mano a lo que posteriormente, pudo identificar como un pequeño tiburón de metro y medio que se alejaba después de comprender que el brazo de Guille no era una sardina fresca. Lo que para el bicho fue una confusión a Guillermo casi le provoca un infarto. Por más que optó por tranquilizarse, todavía le quedaban 50 metros hasta la orilla donde evitar imaginar otra escena dantesca era imposible. Sus amigos le recogieron el material sin saber que es lo que le ocurria. En treinta años de experiencia en el mar nunca había oído sobre ataques de tiburones en Lanzarote salvo al pescado de los buceadores de turno. Y tubo que ser a mi hermano. Y es que el mundo es un pañuelo.
Al final de la tarde lo llamé para ver si finalmente se había tirado en Famara y me contesta: -Chacho! ¿sabes que me mordió un tiburón?-…


Muchas gracias, Carles.